Chau Albarracin

Hay momentos en que lo vivido nos atraviesa de un modo extraño.
Todo es belleza, intensidad, entrega… y sin embargo, algo se desgarra al final. Eso sentí en Albarracín.
Sólo participé en tres de los diez cursos, pero dejaron una marca profunda, difícil de explicar con palabras.
Un vacío suave, casi luminoso. Como si, al llenarme tanto, algo también se hubiera ido.
No encontraba cómo decirlo. Pero encontré este texto:

Las noches pasaban, amanecía y yo desesperado no sabía quién era. Le preguntaba a la gente: “¿Quién soy? ¿quién soy?” Pero la gente me miraba raro. Y así deambulé sin saber quién era hasta que superé el problema. ¿Qué sentido tiene ir arrastrando el pasado como prueba de quién somos? me dije. Entonces comenzó a no importarme nada.
-¿Cómo se llama? -me preguntaban. -Nada.
-¿Quién sos? -Éste -respondía.
-¿Quién sos? -Yo!! -contestaba.
-¿Quién fuiste ayer? -No sé. 
Y fui tan feliz!! Me quisieron como nunca.
Con esa prudencia que tiene el que vive el presente, huyendo del pasado a pasitos cortos, pero sin correr mucho para no atropellar lo que viene. Y fui feliz.
Pero un día me quedé dormido. Sí, dormí bien. Estaba tan tranquilo y tan feliz que, desaparecidas las preocupaciones, sin saber quién era, dormí bien. Y con el buen dormir vino el recuerdo. Y con el recuerdo ya fui alguien; y ahí se arruinó todo. Esta felicidad irresponsable de no ser nadie; Y entonces me acordé. Y entonces supe que algunas cosas las había perdido. Supe que algunas cosas no me ocurrirían nunca más. (A.D.)

X Curso Internacional de Ilustración y Diseño Gráfico de Albarracín

“Empezar, acabar”